Funciones de un padre en el entrenamiento mental de su hijo deportista.

Hace unos años un entrenador con el que te trabajo dando apoyo a nivel psicológico con sus deportistas, me comentó algo que le había pedido un padre de un deportista suyo de 13 años. "¿Podrías charlar con él y mejorarle la autoestima?"

Cuando me comentó este caso el entrenador, me pregunté por qué el padre recurría al entrenador para un aspecto tan importante en la personalidad de su hijo. ¿Cómo puede influir lo que un padre/madre le dice a su hijo en su rendimiento en el deporte? ¿En qué aspectos tiene especial relevancia la figura de los padres?

Seguramente has oído hablar del triángulo deportivo, JUGADOR-ENTRENADOR-FAMILIA, que desde hace años se considera clave para el buen desarrollo y evolución del deportista. Afortunadamente, ese gráfico se ha sabido convertir en un conjunto algo más completo incluso en el caso de deportistas de base. A la figura del entrenador se suma la del especialista en preparación física y al grupo se une el psicólogo o coach deportivo que “armoniza” el trabajo del grupo.

Las directrices las debe diseñar siempre el entrenador, en función de las necesidades y evolución del deportista. Él marca el ritmo y logra que se funcione como equipo. Y dentro de ese equipo tiene que existir necesariamente la figura del padre/madre. Son muchos los entrenadores que me he encontrado que prefieren “apartar” a los progenitores de la carrera deportiva de su hijo, ya que ellos no se deben meter en materias deportivas. La mayoría de los casos, esa forma de actuar ha llevado al fracaso de la relación.

Los padres/madres tienen que estar presentes para un montón de cosas muy importantes y necesarias en el desarrollo deportivo de su hijo. Algunos piensan que deben “pagar y desaparecer”. Aparte de muy egoísta, sinceramente es muy contraproducente.

Me gustaría en este artículo hablarte de algunas funciones insustituibles que tiene cualquier padre/madre y que en el caso del deporte ayuda muchísimo al trabajo del resto del equipo.

 

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  • Un padre/madre mejor que nadie.
    Fomentar la responsabilidad personal.

    Un deportista responsable se siente mucho más capacitado de mejorar sus errores y de afrontar los retos del deporte. Además, se acostumbra antes a tomar sus propias decisiones, con lo que ello conlleva en el ámbito deportivo. Un deportista responsable no busca las razones de un fracaso afuera, sino que encuentra las soluciones una mala decisión dentro de sí mismo.

     

    Cuidar la autoestima.

    Un niño o niña que desde pequeño se ha sentido valorado en su casa, es una persona mucho más segura de sí misma y de sus posibilidades. Está misión es fundamental a la hora de preparar a tu hijo o hija para la vida en general y por supuesto el deporte no es una excepción. Sembrar esa semilla de amor hacia uno mismo da unos grandes frutos en el futuro. Un deportista con una autoestima sana está constantemente buscando nuevos desafíos y es capaz de aceptar, sin traumas, los eventuales fracasos. 

    En este podcast puedes aprender más sobre autoestima y cómo evitar "hundirla" en tu hijo/a.

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    Generar un buen concepto de sí mismo.

    Contrariamente a lo que muchas veces pensamos, lo cierto es que la personalidad se forja de manera muy profunda entre los 2 y 5 años. Por ello ayudar a nuestros hijos a que tengan una buena concepción de sí mismos es algo que sólo podemos conseguir sus padres. A través de un lenguaje justo y asertivo podremos lograrlo de manera mucho más directa. Como en los puntos anteriores, tener una concepción positiva de sí mismo influye de manera trascendental en el rendimiento deportivo.

    Te dejo este podcast en el que hablo del autoconcepto y cómo hacer para que sea más sano en el deportista.

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    Capacidad para valorar el esfuerzo.

    Si se aprende en casa que todo tiene un valor y requiere un esfuerzo, es mucho más fácil llegar a entender que en el deporte sucede exactamente igual. Es muy importante que se dé el valor justo a lo que se tiene y a lo que se consigue, sin exagerar ni tampoco sin minusvalorar. Del mismo modo, hay que enseñar que el otro también se esfuerza. Bien sea el rival, bien sea el entrenador.

     

    Sentirse querido.

    Este punto, que parecería demasiado obvio como para aparecer en este artículo, es realmente el más importante. He trabajado con demasiados niños y niñas que afirman sentirse más queridos cuando los resultados son buenos. Tenemos que controlar y gestionar ese reconocimiento, o falta de él, en función del deporte. Tenemos hijos antes que deportistas.

     

    La pregunta que te puede ayudar.

    Cómo padre o madre de deportista, sé que sientes una gran responsabilidad. Pero te aseguro que no es muy diferente a la que sienten otros cuyos hijos no practican deporte. El aprendizaje como todo en la vida requiere de constancia y sobre todo de intención. En tu caso, te dejo una pregunta para que te la realices cada vez que hay un momento conflictivo:

     

    ¿Qué puedo sumar a mi hijo COMO PADRE/MADRE en esta situación?

     

    Te invito a que realices siempre la reflexión desde el punto de vista del progenitor, apartándote de la posición deportiva en la que muchas veces parecemos caer.

Miguel A. Rodriguez Ramirez
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