Mejora tu autoconfianza con estas tres estrategias.

“Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón” – Henry Ford. La autoconfianza es fundamental para seguir afrontando retos dispuesto a darlo todo. Sentir que se cuenta con las herramientas suficientes hace que crezca la ilusión y las ganas de seguir sumando esfuerzo.

La pasada semana, trabajando con un deportista que vuelve a la competición a partir del mes de enero, estuvimos hablando sobre las pocas ganas qué sentía para empezar una nueva temporada. En principio estuvimos enfocando la sesión a aspectos relacionados con la motivación. Ciertamente era algo que me sorprendía porque su implicación y claridad de ideas y de objetivos siempre ha sido muy alta, pero todo apuntaba a que algo tenía que haberle pasado por dentro para sentirse tan poco animado de cara a la vuelta a los torneos.

 

La temporada que acaba de terminar la verdad es que ha estado llena de buenos resultados y de un rendimiento muy por encima de lo esperado. Esto es algo que siempre ayuda a enfocar de manera mucho más positiva el año que empieza, aunque no era el caso. Los meses en los que el COVID le ha permitido competir lo había hecho a muy buen nivel y su progresión era evidente. Aun así, sentía la vuelta a la competición como un "muro que no iba a poder superar".

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Estuvimos revisando ciertas variables relacionadas con la motivación, y lo cierto es que él seguía convencido de lo que quería conseguir y totalmente comprometido con ello. Sus ganas de mejorar eran patentes y muchas. El esfuerzo en los entrenamientos había seguido siendo óptimo en base a los informes que me estaba pasando su entrenador. ¿Qué estaba sucediendo entonces?

Cambié entonces el foco sobre el que estaba trabajando, y empezamos a hablar sobre las capacidades que sentía tener para que la temporada el próximo año sea incluso más positiva que la vez que terminamos ahora. Y ahí fue donde encontramos la clave.  No se sentía preparado para mantener la evolución demostrada en los últimos meses. Simplemente pensaba que el hecho de tener que competir por unos objetivos más altos, le iban a superar. Así que encontramos de esta manera el "muro" de qué hablaba. El diagnóstico era falta de autoconfianza.

Fíjate que tras unos resultados tan buenos como los que había tenido, resulta casi impensable que el deportista no se vaya a sentir capacitado para seguir mejorando. Pero era así.

  1. Fíjate que tras unos resultados tan buenos como los que había tenido, resulta casi impensable que el deportista no se vaya a sentir capacitado para seguir mejorando. Pero era así.Una vez detectado el problema, es mucho más sencillo encontrar la solución. El trabajo para mejorar la autoconfianza del deportista a la hora de enfocar a la competición se debe plantear en tres vías: 
    1. AUTOCONFIANZA PERSONAL: asentar los puntos fuertes del deportista.

    Siendo consciente de sus fortalezas, la percepción del deportista crece. Por eso es fundamental que este trabajo lo lleve a cabo con sus propias reflexiones. La función del coach mental en este caso es dar espacio con sus preguntas para facilitar esa visión clara. Fundamental trabajar en este punto en las 4 áreas del entrenamiento deportivo que veíamos en este artículo anterior

     

    1. AUTOCONFIANZA DE LOGROS: analizar los últimos éxitos alcanzados.

    ¿Quién decide lo que es un logro? La propia persona. Si uno considera logro haber aprendido a montar en bicicleta, se sentirá orgulloso por ello. Pero, por el contrario, si haber ganado un trofeo recientemente no es un logro porque piensa que el resto de competidores eran débiles, no le servirá de mucho a la hora de afrontar con más confianza el futuro. En este caso, el coach mental tiene que tener la capacidad suficiente para hacer ver sin imponer, ya que siendo muy directivo el trabajo no servirá de nada.

     

    1. AUTOCONFIANZA DE SEGURIDAD: anticipar los posibles obstáculos que pueden surgir y cómo afrontarlos.

    Fundamental para sentirte seguro contigo mismo es tener previstos esos posibles problemas y contar con formas de solucionarlos. En este caso se debe alcanzar el punto exacto de realismo que permita hacer un análisis sensato y comedido. Por supuesto el papel del coach en este punto es el más importante. Su experiencia dependerá que ese mapa sea realmente revelador para el deportista.

     

    A través de estas tres estrategias, lo que estamos logrando es cambiar completamente ese punto de vista que nos describe el deportista. Lo que era un muro, empieza a ser cielo abierto. Te recuerdo la frase con la que empezaba el artículo.

    En el deporte, como en la vida, sentirse capaz de una manera realista para superar retos es fundamental simplemente a la hora de entrar al campo de juego. Por ello es importante tener este botiquín de emergencia para mejorar la autoconfianza del deportista. Por supuesto, saber utilizar las tres estrategias de manera adecuada para conseguir esa amplitud mental.

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