La motivación del deportista, cómo conseguirla y mantenerla.

Para lograr que un deportista desarrolle todo su potencial, es necesario que mantenga una motivación alta la mayor parte del tiempo. Esa energía es la que lleva a las ganas de mejorar y superarse.

¿Has pronunciado alguna vez la frase “Hoy no me siento motivado”? ¿O has oído tal vez eso de que “Ese entrenador motiva muy bien a sus deportistas”? Desde luego el tener más o menos motivación nos acerca (o aleja) de nuestro propósito en el deporte. Hace que el esfuerzo sea más duro o nos ayuda a fluir con lo que hacemos.

Dicho de manera muy sencilla, la motivación es la gasolina que nos mueve hacia nuestras metas. Cuanto más combustible tenemos en nuestro depósito, más predispuestos estamos para entrenar duro y disfrutar con ello. Es la mejor herramienta para no ver obstáculos si no retos a superar.

Dos tipos de motivación.

Desde el plano psicológico, se puede hablar de dos tipos de motivación, dependiendo de que factores influyen en su formación.

 

  • Motivación extrínseca: es la que surge a través de recompensas externas. En muchas ocasiones, se motiva al deportista ofreciéndole “premios” si logra el objetivo. La clásica hamburguesa que el entrenador ofrece a su equipo si logra ganar el partido. O el padre/madre que lleva a su hijo al cine si consigue un buen resultado. Siendo una motivación real, lo que cabe preguntarse es cuánto poder y duración tiene este tipo de motivación. Suele funcionar muy bien en etapas tempranas del deportista. Hasta los 10 ó 12 años, todavía se logra “encender la chispa de la motivación” con este tipo de recompensas.

 

  • Motivación intrínseca: es la que nos impulsa a hacer cosas por y nosotros mismos, por el propio disfrute o por la propia sensación de logro o de control personal. Nos arrastra al trabajo constante y nos ayuda a encontrar la energía suficiente en los malos momentos para seguir “apretando los puños” y mantenernos en el camino. Sin duda, este tipo de motivación es la que de verdad nos ayuda a perseguir nuestras metas a lo largo de nuestra vida. ¿Alguna vez te has esforzado por algo en lo que no obtenías ningún beneficio? Es imposible, si no le vemos sentido, no nos merece la pena realizar ese esfuerzo.

 

Vistos estos dos conceptos, de lo que se trata ahora es de empezar a encontrar la forma de desarrollar la motivación intrínseca, de encontrar la manera de “alimentar” esa llama que hace arder a nuestro combustible interno. Fíjate que algo que parece tan complicado de lograr en muchas ocasiones, especialmente en las edades críticas de abandono del deporte entre los 13 y los 17 años, en realidad se explica de una forma muy sencilla.

 

La motivación como una "fórmula matemática".

En base a mi experiencia en el trabajo con deportistas, la motivación se explica con una sencilla fórmula matemática:

MOTIVACIÓN

=

OBJETIVOS BIEN DEFINIDOS

x

COMPROMISO

 

¿Sencillo verdad? Simplemente dos factores que bien trabajados nos dan la energía diaria suficiente para mantenernos en el trabajo para autosuperarnos. Sin embargo, esa “sencillez” no es tal en muchas ocasiones. ¿Qué es lo que falla? ¿En qué parte del camino nos perdemos?

 

 

 

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Objetivos bien definidos.

Esa es la primera de las claves. Habitualmente aquí es donde empiezan las dificultades. Un objetivo se define respondiendo a una sencilla pregunta: ¿para qué entrenas a diario? Es decir, qué persigues con el esfuerzo que realizas y el tiempo que empleas. Quizá lo complicado es dar una respuesta que de verdad me ayude. Algunos de los problemas con los que me he encontrado en el entrenamiento con deportistas son los siguientes:

  • El objetivo no lo ha elegido el deportista: en muchas ocasiones compramos los objetivos que tienen los demás. Aunque esto es mucho más habitual en deportistas de poca edad, también les sucede a otros mayores. La familia, el entorno, lo que ven en la televisión, les lleva a malinterpretar lo que realmente desean.
  • El objetivo no depende del deportista: lo que motiva es “ganar”. Pero, ganar no depende de uno mismo.
  • El objetivo no se puede medir: saber si me estoy acercando o no a mi meta me ayuda a seguir esforzándome.
  • El objetivo que he elegido está aún muy lejano: que un deportista joven quiera ser profesional está muy bien, pero para mantenerse en la brecha diaria debe tener otras metas más cercanas que le sirvan para el día.
  • El objetivo no está puesto en el tiempo: responderse a la pregunta cuándo quiero haberlo conseguido es fundamental para poder valorar si estoy cumpliendo o si necesito modificar mi planificación de entrenamiento.

Estos son algunos de los factores que influyen para no tener unos objetivos bien definidos sobre los que apoyarse a diario. Porque esta es la clave después, recordar cual es mi meta siempre que me sea necesario, en los momentos más bajos.

El compromiso ayuda a marcar la diferencia.

Pero sólo teniendo claro lo que quieres conseguir no te conviertes en un deportista motivado. Como en cualquier área del deporte del entrenamiento deportivo, de las cuales te hablaba en este artículo https://www.mindfulsport.es/entrenamiento-mental-deportivo/, la diferencia la marca el trabajo diario. Cuando emprendo un camino, cuando tengo claro adónde quiero llegar y sé lo que voy a conseguir al llegar allí, sólo me queda avanzar a cada día. Para que ese objetivo realmente conlleve una alta motivación, debo estar comprometido con él, con alcanzarlo. Y el compromiso es un factor que surge de uno mismo (recuerda lo que te hablaba de la motivación intrínseca). Es una manera de ser coherente, de “rendir cuentas” contigo mismo.

Fíjate que el compromiso es un multiplicador. Porque si mi compromiso es cero, la motivación que demuestro también lo será. Y en muchas ocasiones nos quedamos ahí. Tengo muy claro qué quiero conseguir, qué es lo que me ilusiona, pero sin embargo no estoy suficientemente comprometido con el trabajo diario que debo hacer para alcanzarlo.

Empieza a entrenar tu motivación.

Y ahora, como siempre, llega tu turno. Es el momento de que te hagas las preguntas correctas y encuentres la forma de empezar a enfocarte en lo que quieres lograr. Además, debes empezar a ser consciente de con qué recursos cuentas para comprometerte de verdad con ello. Hacer crecer lo que llevas dentro y te puede ayudar y aquello aminorar lo que te ha boicoteado en tantas ocasiones.

¡¡EMPIEZA AHORA!!

 

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Miguel A. Rodriguez Ramirez
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